Este espacio es para ti...

Este espacio es para ti... espero que en él encuentres momentos de reflexión y ánimo para remontar el
vuelo dentro de la maravillosa aventura que Dios nos obsequia en cada momento de nuestra vida: el reto para encontrar en cada circunstancia una oportunidad para crecer, gozarnos y agradecer...

miércoles, 12 de octubre de 2011

TIEMPO DE CRISIS, TIEMPO DE RENOVACIÓN

“- Señora, debo informarle que la biopsia indica la presencia de cáncer de mama -”
Palabras que detienen la respiración y se mantienen resonando en la memoria días, meses. Y entonces llegan por asalto las ideas y pensamientos más inverosímiles y catastróficos: extraordinariamente recordamos frases, historias, estadísticas que nos convencen de que no hay nada más que hacer… Justamente en ese momento se abre frente a uno un camino con dos bifurcaciones: uno hacia la vida y otro hacia el final, ¿acaso puede uno elegir?...
Así empezó una parte de mi propia historia, recuerdo que salí confusamente del consultorio, llegué al carro, ya estaba oscuro, me senté al volante, puse los seguros y tomé la decisión: sintonizarme con Quien me creó.
Con lágrimas le expresé el miedo que sentía pues sabía que solamente en Él debía confiar, especialmente en un momento así. No quería amargar el fin de semana de mi familia (teníamos fiesta de cumpleaños en casa), deseaba estar tranquila, comprendí que no había más que yo pudiera hacer, todo quedaba en Sus Manos… así que en ese momento, le entregué el cáncer y toda enfermedad en mí y mi familia y me dispuse a pasar un bello fin de semana con los seres que amo tanto y, sorprendentemente, así ocurrió. El lunes, día de la cita para planificar el tratamiento, me vi forzada a retomar el asunto: “¿cómo enfrentaré esta batalla contra el cáncer?”, debía planificar mi estrategia… entonces recordé al águila:
Las águilas no vuelan bajo, siempre buscan las grandes alturas; desde su vuelo, cercano a los 1800 metros sobre el nivel del mar, pueden obtener la mejor visión del mundo, además, cuando se encuentran con una nube negra, pueden remontarse por encima de ella, en lugar internarse en la tormenta y arriesgarse a ser derribadas. Construyen su nido en las cumbres, manteniéndolo y renovándolo constantemente con nuevas ramas, para instruir en él a sus polluelos y enseñarlos a volar por sí mismos.
Cuentan que cuando el águila llega a los cuarenta años va perdiendo su fuerza para volar en las grandes alturas porque sus viejas plumas se vuelven pesadas, su pico se encorva en dirección al pecho y sus garras se vuelven muy apretadas por lo que no pueden sostener a sus presas. Es entonces cuando inicia el proceso más trascendental de su vida:
Apartada en su nido a gran altura, el águila se somete a si misma a un proceso muy doloroso, pero vital, golpea con fuerza contra una roca su pico encorvado por los años, hasta que su corteza se desprende de su cuerpo y espera a que le nazca un nuevo pico con el cual pueda desprenderse una a una las uñas. Cuando nacen las nuevas uñas, entonces las usa para arrancarse todas sus viejas y pesadas plumas. Así, después de someterse a este proceso de transformación, con pico y garras nuevas, espera confiada hasta que le salgan nuevas plumas para volver a volar…
Y entonces, dignamente emprende nuevos vuelos, conquista nuevas alturas, está rejuvenecida, renovada, con nuevos bríos. El águila renueva sus odres para recibir el vino nuevo de una nueva vida…
Comprendí, entonces, cual era la estrategia: como las águilas, yo debía aprovechar esta crisis de salud como una oportunidad para renovarme, manteniéndome en las alturas, apartada, confiada… Dispuesta a seguir tal estrategia inicié junto con mi familia, el proceso de tratamiento, quimioterapias, operaciones, consultas, convalecencias, que tras año y medio han fructificado en recuperar la salud, pero sobre todo en renovar mi vida y la de mi familia, en un crecimiento total, en todas las áreas de nuestras vidas. Lo que era para destrucción se convirtió en cimiento de una nueva vida con nuevos vuelos, nuestra visión se ha transformado… aprendimos que es enfrentando las batallas donde se logran las mejores victorias.
Pero, ¿cual es concretamente la estrategia que las águilas siguen en los tiempos de crisis, como los que estamos viviendo en estos días?
• Las águilas vuelan a grandes alturas porque desde allí mejoran su visión, al cazar a sus presas pueden identificar tanto su objetivo como los obstáculos para alcanzarlo. Como ellas debemos buscar los pensamientos más altos, la visión más amplia, el blanco al cual dirigir nuestros objetivos; al enfrentar un problema o una situación crítica, pensemos cual es la solución que deseamos lograr y centremos nuestros pensamientos en esa meta, no en los obstáculos, así podremos planificar las acciones que nos llevarán a lograrla.
• Las águilas no se internan en las tormentas, vuelan por encima de ellas porque desde las alturas pueden calcular mejor la estrategia para salir a salvo. Cuando enfrentamos un problema solemos pensar que sumirnos de lleno en él es la única forma de atacarlo adecuadamente, llenamos nuestro pensamiento de todo el día con la situación problemática y nuestros días de ansiedad y angustia. Al igual que las águilas, mantenernos por encima de las circunstancias nos mantendrá a salvo: teniendo ya el plan de acción para atacar el problema, confiemos en él e iniciemos cada día con agradecimiento, visualizando las actividades del nuevo día sin permitirnos entrar en esa nube negra que nos puede derribar.
• Las águilas se apartan en su nido, evitan todo lo que pueda interferir con su proceso. Los pensamientos, recuerdos e información negativa o catastrófica, incluso algunas personas cercanas, sin querer, pueden convertirse en un gran obstáculo o interferencia cuando nos estamos preparando para ejecutar nuestro plan de acción al distraernos con comentarios desalentadores o historias negativas acerca de otros. Si queremos alcanzar nuestros objetivos, debemos evitar cualquier interferencia, aun que parezca descortés, hay momentos de nuestra vida que deben ser calculados con sumo cuidado, eliminando riesgos y contaminación.
• Las águilas se renuevan a sí mismas, consientes de que el proceso de renovación puede ser doloroso, saben que el resultado final es la victoria: volar mejor y vivir más años. Alejemos de nosotros el temor de enfrentar las circunstancias difíciles, es precisamente al enfrentar obstáculos como podemos, como las águilas, aprender a volar más alto y mejor. Los humanos tenemos una extraordinaria capacidad para aprender, incluso los problemas más duros y dolorosos, una vez resueltos, traen crecimiento a nuestra vida. Al enfrentar la dificultad preguntemos ¿qué debo aprender de esta situación? Dejemos que la solución que planeamos y el aprendizaje que obtendremos sea luz al final el túnel.
• Las águilas renuevan su nido, instruyen a sus hijos. Como seres sociales que somos, las situaciones que nos afectan también afectan a las personas que queremos, por lo que ellos también deben formar parte del proceso de renovación, permitamos que nuestra familia se involucre, no sólo en la dificultad que le afecta sino que, además, conozca los objetivos que planeamos, que participe en las estrategias, en las acciones para lograr la meta. Así, el resultado de ese proceso será aprendizaje y crecimiento también para nuestra pareja e hijos.
• Las águilas no temen remontarse en nuevos vuelos porque tienen la certeza del éxito de su proceso de renovación. Cuando nos permitimos percibir las circunstancias difíciles como un proceso de renovación, en lugar de verlo como una catástrofe, observaremos que, sea cual sea el resultado final, habremos crecido lo suficiente para poder enfrentar cualquier nueva circunstancia y tener éxito en ella… porque, como las águilas, habremos renovado plumas, garras y pico, para continuar nuestra vida pero desde una altura de éxito cada vez mayor…
Reflexionemos en esto, aprendamos a ser como las águilas, porque nos conviene.